A medida que ha ido pasando el tiempo, los gustos musicales han ido cambiando; sobre todo en los jóvenes que han sido siempre los mayores consumidores. Así pues, hay quien dice que como la sociedad ha ido cambiando, también lo ha ido haciendo la música. Sin embargo, eso no es del todo cierto; más bien, no es que la cultura dance se haya ido incorporando sino que ha sido la cultura dominante la que se ha ido entrometiendo y transformando. Sin ir más lejos, a principios de los años noventa, los locales dance con autorizaciones para abrir toda la noche todavía eran escasos, excesivamente caros y con frecuencia ponían normas de acceso muy restrictivas. Pero el aumento de la asistencia a fiestas alternativas respondía a esta situación y los llamados “guateques” iban causando furor. La cultura dance manifestaba una política particular de comunidad.
Después de que el mercado de locales se hiciera mayor con el fin de satisfacer las demandas de los participantes que acudían a tales citas, las fiestas alternativas empezaron a ser legales siendo organizadas en los distintos locales nocturnos. No obstante, el principal cambio que se fue produciendo consistía en la reproducción mecánica y eléctrica de música a través de mesas mezcladoras y de ordenadores. Ya el periodista, escritor y músico estadounidense nacido en 1948 en Escondido (California) y fallecido en 1982, Lester Bangs, intuía los cambios que se avecinaban:
“Tocamos con las máquinas, las máquinas tocan con nosotros, en realidad, es el intercambio y la amistad que tenemos con las máquinas musicales lo que nos ayuda a crear una nueva música”.
La producción de los acordes contemporáneos ha permitido combinar los cuerpos y las máquinas siguiendo una moda nunca vista antes. Las nuevas tecnologías y las innovadoras formas de hacer música dan rienda suelta a la improvisación y a la posibilidad de poder mezclar, compilar y editar en un mismo tema los mejores fragmentos de varias grabaciones y artistas; de tal manera que en la propia producción pueden llegar a incluirse breves interpretaciones de temas secuenciados.
Actualmente, el artista es intérprete, creador y técnico de producciones con un coste relativamente reducido. Ha nacido una nueva especie de autor digital, que puede producir y componer música con un ordenador, e incluso realizar un CD de su trabajo o sesión al final del proceso. Por tanto, a pesar de lo que dicen quienes no están de acuerdo con esta nueva forma de crear música por la falta de relación directa entre persona e instrumentos como antes, el futuro de estos nuevos estilos asegura ser prometedor. Y es que con él llegarán nuevas formas de comunidad, de generaciones con gustos basados en estilos electrónicos y de redes de relación.
Fuente: Libro "Cultura y políticas de la música dance: dance, hip hop, house, techno, drum ´n´bass y garage" Jeremy Gilbert - Ewan Pearson / Barcelona Paidós, 2003
Fuente: Libro "Cultura y políticas de la música dance: dance, hip hop, house, techno, drum ´n´bass y garage" Jeremy Gilbert - Ewan Pearson / Barcelona Paidós, 2003
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